Era un día lluvioso, triste y desolador. La calle estaba fría al igual que su corazón. Ella vivía con sus padres y su hermanito menor, en una casa construida con tablas y pedazos de cartón.
Muy temprano en las mañanas caminaba sin ilusión, rumbo al semáforo de la esquina, allá… en la calle noventa y dos. Ese era su lugar de trabajo bajo la lluvia y el sol, con tan solo ocho años la niña no tenia opción.
No había oportunidad para ella, ni para su hermanito menor, el colegio no formaba parte de su vida, ni de su educación. Con frío y sin zapatos junto al semáforo se ubicó, al lado de otros niños en su misma situación. El día transcurría sin ninguna complicación y ella agradecía a la gente que con misericordia le compró. A eso del medio día, todos los dulces vendió, pero el hambre la consumía, hasta que ya no aguantó.
Decidió comprar un almuerzo con el dinero que ganó de la venta de los dulces que su papá le encomendó. Al regresar a casa, el dinero a su padre entregó, pero estaba incompleto, pues una parte ella gastó. El hombre muy enojado a golpes a su hija agarró y con insultos y gritos a su esposa también golpeó. El hombre era un drogadicto, un ladrón y un abusador, que maltrataba a su familia sin ninguna consideración.
De golpe en golpe muchos niños sufren el horror, del maltrató y el abuso por parte de los que no les brindan amor. Viven a merced de abusadores y malandros sin corazón, que los someten con violencia pues el Estado los abandonó. Está en manos de los gobiernos ofrecerles educación, protegerlos y cuidarlos con esmero y dedicación. Construyamos para ellos un mundo mucho mejor, no olvides que los niños son... ¡el futuro de cada nación!
FIN
Inquietante
Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) existen más de 160 millones de menores en el mundo, entre los 5 y los 17 años, realizando trabajo infantil, de los cuales 79 millones hacen labores consideradas como peligrosas. Además, un documento publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y Unicef sobre el impacto del COVID-19 en el trabajo infantil, revela con preocupación, que la pandemia fue una de las razones que han afectado el progreso para la eliminación del trabajo en los menores de edad. Los niños que trabajan corren el riesgo de padecer daños físicos y mentales. El trabajo infantil merma la educación de los niños, restringe sus derechos y limita sus oportunidades en el futuro, y da lugar a círculos viciosos intergeneracionales de pobreza y trabajo infantil.